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Qué es el COACHING

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LA RESILIENCIA: MEJORAR EL AFRONTAMIENTO A LA ADVERSIDAD
Vivir con coraje y memoria por lo ya superado desde el amor y pasión por la vida.

Fecha: 29/01/2022

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RESILIENCIA COMO EXPERIENCIA ADAPTATIVA DIARIA
 
El ser humano, así como los animales, poseemos ciertas similitudes que nos acercan pero que también nos diferencian mucho. De esta manera, podemos tomar como punto de referencia los animales –y de hecho así lo hace la ciencia- para poder extrapolar nuevos conocimientos respecto del comportamiento, la comunicación y la gestión emocional del ser humano y su supervivencia.

Sí, podemos experimentar en laboratorio con ratas desde lo más básico de los instintos hasta el conocimiento más de punta respecto de enfermedades complejas que afectan al ser humano. Sin embargo, existe un área en la cual durante la última mitad del siglo XX, junto con la aparición de teorías psicológicas y de la comunicación que nos permitieron realizar enlaces importantes hacia el logro de la comprensión de patologías, trastornos, etc., que afectan al ser humano.

Esta comprensión evolutiva respecto de las teorías en las cuales se crean enlaces sobre una diversidad de temas, por ejemplo, de la inteligencia, la gestión del tiempo, la optimización de procesos, la adaptación en diversos ecosistemas y las características personales necesarias para sobrevivir ya no solo como una cuestión evolutiva darwiniana, si no desde la perspectiva de superar dichas teorías y que hoy  se relacionan con la autogestión de la motivación, la creatividad, y un número importante de atributos que han derivado de estudios como los de Goleman (años 80s) respecto de las teorías de las inteligencias múltiples (Howard Garner), que incluye en sus bases epistemológicas lo que hoy llamamos inteligencia emocional.

Podemos observar el fenómeno tanto desde dentro como desde fuera, e incluso cualquier persona puede hacerlo, no es necesario estudios específicos para lograr entender dichos preceptos, los cuales actualmente se aplican desde terapias psicológicas hasta en el mundo empresarial del coaching muchos de sus variados estilos y formas.

Aquí abordaremos el tema en base a la experiencia pura y dura, esa de la que no se puede encontrar fácilmente en artículos académicos pues involucra la apertura y exploración de eventos, recuerdos emocionales, estrategias funcionales, pruebas de ensayo y error, etc., unidas en base a un solo concepto, la RESILIENCIA.

Todas las personas tenemos una infinita capacidad de utilizar nuestros cerebros y acomodar nuestras realidades para poder hacer frente a las dificultades que la vida nos pone por delante. Estas dificultades muchas veces superan lo que habitualmente –y de forma coloquial– se le llama “salir adelante” en la vida. Lo anterior se refiere a que una vez ocurrido algún suceso o hito importante que ha de cambiar el futuro de tu supervivencia para el resto de tus días, nuestros cerebros se ven frente al desafío de sobrevivir instintivamente.

Sin embargo, existen tantas experiencias al respecto como personas hay en este mundo, con lo que podemos inferir que no a todas las personas les ocurre lo mismo, que las herramientas y posibilidades que tenemos de salir adelante no ocurren de forma general ni estandarizada para todas las personas, sino que cada persona en individualidad existencial se enfrenta al desafío de continuar viviendo de esta nueva manera, que en este documento hablaremos desde el hito de un accidente de coche con secuela de lesión medular que le ocurra a una persona: el autor que escribe ahora.

Si bien anatomofisiológicamente miles de individuos van a coincidir en una serie de condiciones y síntomas, a nivel comunicacional, motivacional, emocional y experiencial es completamente diferente uno de otro. Asimismo, el que ocurra un evento discapacitante a una edad temprana no es lo mismo que ocurra a una edad juvenil, intermedia o adulta debido a los desafíos propios de cada etapa de nuestro ciclo evolutivo y nuestras individualidades existenciales. Así, a través de la experiencia, se ha observado cómo personas que se encuentran en una condición completamente desfavorable para su supervivencia enfrentan la situación de múltiples maneras y desde diferentes enfoques dependiendo de su entorno y vivencias.

De esta manera quisiera introducir MI PROPIA VIVENCIA Y EXPERIENCIA respecto de estas cuestiones y cómo aquellas han afectado mi forma de ver el mundo y acoplarme a él para poder sobrevivir. En mi caso, no solo ha sido supervivencia, sino que también he podido continuar con mi desarrollo evolutivo y socioemocional, el cuál pensé truncado a los 20 años. Han pasado ya 23 años de aquel día y a través de este proceso he logrado distinguir ciertas características que han cambiado, o he aprendido en el camino, para enfrentar, de forma inconsciente en un principio, las vicisitudes de mi condición. Es aquí donde hago enlace con la teoría de las inteligencias múltiples y la inteligencia emocional, que para mí ahora tienen un nombre, pero que en el momento que logré desarrollarlas no sabía de su existencia. Simplemente me avocaba a la lucha por recuperar la preciada libertad y la autonomía de poder ejecutarla. Siempre a través de pruebas de ensayo y error, fui adquiriendo habilidades que van más allá de la recuperación física, y que se relacionan con la manera en la cual se enfrentan los problemas y se proyecta mi propia supervivencia.

Estas habilidades surgieron de forma natural, aunque precipitadas por ciertas ideas y creencias que se fueron incrustando en mi funcionamiento diario. Me refiero ahora autoconciencia respecto de la autogestión de mis decisiones, procedimientos y estructuras funcionales de comportamiento que fueron siendo exitosas a través del tiempo y que se van sumando a la lista de herramientas que hoy conscientemente poseo para enfrentar el día a día. Todo esto no hubiese sido posible si no germinara una meta o un fin para obtener ciertos resultados. Se relaciona con la automotivación y la capacidad de sobre-exigencia personal respecto de ciertos comportamientos que de forma reiterada me fueron dando malos y buenos resultados. Por supuesto que en un principio todo ocurrió de manera inconsciente, pero con el matiz de un apoyo emocional y social el cual tuve la fortuna de tener en los momentos duros de afrontamiento de la frustración, con la cual se aprende a lidiar cada minuto y todos los días con sus noches.

Desde la frustración, se deriva una serie de sentimientos y emociones que muchas veces impiden o retrasan el logro de ciertos objetivos y metas, que además intervienen de forma importante en el proceso de intentar alcanzar un objetivo y no lograrlo. Esta situación podría parecer negativa. No obstante, ante mis ojos la frustración debe existir para lograr pequeñas conquistas que van construyendo o reconstruyendo una autoestima muchas veces cercenada, acompañada de pensamientos negativos y emociones que nos pueden llegar a paralizar, y, por ende, se transforman en factores obstaculizadores para el logro de metas y objetivos, ya sean estás impuestas por otros o personales.

Una de estas emociones básicas naturales que se presentan en todos los casos es el MIEDO. Relacionado con la supervivencia básica del ser humano, el miedo puede ser tanto un motivador como un obstaculizador para ciertos procesos relacionados con el logro de metas, que en este caso pueden llevar a una persona al éxito o al fracaso, no solo en la rehabilitación física posterior a un accidente, sino también en las metas y logros tanto personales como profesionales.

El miedo, “amigo” y traidor a la vez, nos acompaña “siempre” y es gracias a él que ciertas personas fracasan en muchos ámbitos de sus propias vidas. Uno de los miedos más frecuentemente relacionados con un evento que deja una condición discapacitante en la persona, es el miedo a la muerte. Cuando uno logra superar el miedo, en base a mi experiencia, es cuando realmente podemos salir del pantano de nuestros propios comportamientos de boicot ante situaciones complejas que, como mecanismo de defensa inconscientes, nos llevan a quedarnos en la zona de confort y no avanzar un paso más allá, ya sea influenciado por la constante incertidumbre, el desconocimiento, el dolor y el miedo. Y aquí no me refiero solo al miedo a la muerte, si no quieres a todos los miedos y micro miedos a los cuales tenemos que enfrentarnos todos los días y que a algunos nos permiten avanzar en vez de paralizarnos y/o retroceder.

Cuando la muerte se internaliza y te das cuenta de que no te quieres morir, pese a que en sí misma significa la liberación total de las afecciones corporales y discapacitantes en el entorno físico de una persona, lo que queda entonces simplemente es vivir. El vivir tampoco es fácil pues existe una multiplicidad de factores que te pueden hacer la vida “imposible”. Sin embargo, al encontrarse en una situación físicamente dependiente y completamente diferente a la vida que supuestamente tenías bajo control, es cuando los conceptos de control, frustración, miedo, motivación y superación se van entrelazando para formar parte de un engranaje autoconstruido donde aparece la comunicación como catalizador principal para finalmente darte cuenta, es decir, traspasar los comportamientos derivados del engranaje anterior hacia el plano consciente de la experiencia vital, donde uno realmente puede llegar a intervenir e incluso prevenir situaciones extremas, ya sea en el plano físico, social, emocional y experiencial.

La resiliencia, entonces, vendría a transformarse en este engranaje consciente de herramientas y comportamientos adaptativos hacia la situación personal de cada individuo, independientemente si posee alguna discapacidad o no. Es así como podemos observar que estos conceptos se utilizan frecuentemente en la actualidad no solo en referencia al individuo como ser humano, sino también a grupo, organizaciones, para mejorar los procesos productivos y la calidad de los productos y procesos en empresas, o simplemente como un engranaje que permite alcanzar objetivos y metas cuándo se visualizan y proyectan hacia un futuro próximo, no sin antes comprender e internalizar que el control es una ilusión y que pese a nuestras herramientas y capacidades no poseemos para nada el control de nuestras propias vidas, como ha quedado de manifiesto a través de la situación de PANDEMIA del COVID-19 y los cambios estructurales, comportamentales, económicos, sociales y políticos que a nivel global se están acomodando a esta nueva realidad.

La ilusión del control, sin embargo, es un arma de doble filo pues, al no poseer el control de nuestras vidas podríamos pensar que no tenemos la posibilidad de hacer cambios que nos lleven a un bienestar mejor, pero asimismo, el hecho de tener conciencia respecto de las herramientas emocionales, intelectuales, comunicacionales y sociales, nos abre la puerta hacia asumir una actitud de vida en la cual utilizamos dichas herramientas para el logro de ciertos objetivos y metas, que pueden ir desde el ámbito personal como grupal, empresarial, o simplemente enfrentando el día a día de lo hermoso que es el vivir con cierto grado de autoconciencia del ser.

De esta manera, la resiliencia se transforma en el pan cotidiano que nos permite ir más allá de la zona de confort y aventurarnos a aquellos espacios vitales que finalmente son el reflejo de nuestras proyecciones, anhelos y sueños, para vivir el aquí y él ahora de una manera en dónde el bienestar se relaciona con la autoconciencia respecto de las infinitas capacidades que poseemos como seres humanos.
 
Dr. Oscar Eduardo Águila Rojas
Doctor en Educación por la Universidad Deusto (España).
Maestría en Inclusión Social y Discapacidad en Universidad Deusto, Bilbao (España).
MBA en Universidad del País Vasco EHU_UPV (España).
Psicólogo por la Universidad de la Frontera, Temuco (Chile).
 
SEMBLANZA DEL AUTOR
 
Conocí a Oscar Eduardo 4 años después de su accidente, a sus 20 años. Dormía en el asiento trasero de un auto, cuando se produjo el accidente, con consecuencias muy dolorosas para su vida y entorno familiar. El conductor había consumido alcohol; él no.

Supe de su historia, a través de su papá, Juan Carlos; y también tuve la oportunidad de estar con él en algunas ocasiones. Puede que mi relato no este ceñido estrictamente a los hechos “objetivos”, si es que la objetividad existiese. Lo que sí pude constatar es que, después de un proceso de rehabilitación extenso, quedó en silla de ruedas para siempre. Con su cuerpo inmóvil, prácticamente tetrapléjico, hasta donde entiendo; sólo podía mover su cabeza, sus manos las manejaba con movimientos de su cabeza y  hombros. En sus manos, unos “adminículos”, al parecer de aluminio, que le pusieron en la Teletón, organización solidaria dedicada a la Rehabilitación en Chile. Con ellas comía de manera autónoma, escribía en el computador, por supuesto, muchos teclados pasaron a mejor vida, sin embargo, con persistencia estudió Psicología en la Universidad UFRO de Temuco, Chile.
Me resultó admirable constatar cómo autofinanciaba muchas de sus necesidades, haciendo traducciones del inglés al español mientras transcurrían sus estudios universitarios; antes de su accidente había vuelto de Alemania, de un perfeccionamiento como pianista con un maestro de ese país. Sin duda una carrera brillante, truncada.

Más allá de ello, he podido observar cómo “el músico” está inscrito en su ser y se transformó en compositor, toca trombón (con su capacidad para soplar y sus dedos con dicho instrumento). Ha dirigido grupos musicales juveniles, organizado eventos y se mantuvo como líder en el movimiento  Scout. Una vez titulado decidió hacer un doctorado en España en temas asociados a “Inclusión Social y Discapacidad”, entre otros.

Por lo que me compartió en algún momento, vivió cosas sencillas y felices en España, tales como bañarse en el mar y poder “flotar en el agua”. Algo tan sencillo para la mayoría de las personas, sin embargo para él vedadas. Accedió a recursos no existentes en su país de origen que le facilitaron un mejor estar y pasar su existencia de un modo en el que pudo lograr muchos de sus objetivos anhelados. Hoy de vuelta en su país, Chile, lo trajo la añoranza de su tierra, familia y amistades cercanas, por sobre las comodidades a prescindir.

Más allá de esta síntesis, de la he tenido conocimiento, siempre admiré su capacidad amorosa que se ha expresado, en lo que le conozco, por su entrega, relaciones afectivas profundas vividas y por lo valorado que ha sido por mujeres jóvenes que le han acompañado en este duro trayecto, como sus amigas y parejas en todo lo que implican las relaciones amorosas. Sin duda, un hombre con gran atractivo para quienes han estado y mantienen su cercanía.

Perteneciente a una familia de profesionales y músicos a quienes conocí, en algunos escenarios, en cafés de Temuco Chile, deleitando con su Jazz. Linda familia, sus padres, hermanos y su hermana Anita, con una hermosa voz de soprano. Sin duda, importantes en su vida, tanto en la cercanía como en la separación de sus padres, que siempre han continuado con el apoyo a sus hijos, hija y, en especial a Eduardo, que en el hoy ha optado por volver a su tierra, ya como doctor en materia de Discapacidad, más allá de sus mejores perspectivas en el viejo continente.

He tenido el privilegio de saber de él, esporádicamente, tanto en Chile, como en su estancía en España. Siempre emprendedor de su propia existencia, ha sabido administrar su capacidad diferente, transformándose en autovalente, a través del entrenamiento de las personas que le asisten y con el apoyo de tecnología que le colabora en la tarea diaria de levantarse e ir de vuelta a la cama después de su jornada laboral o de su vida de adulto joven en las actividades que le hacen sentido. Sin duda una persona “busquilla”, incansable, con sus altibajos de hospitalizaciones por motivos diversos asociados, en especial a temas urológicos, propios del vivir en su realidad.

Para mi, una persona increíble, un hombre admirable, un profesional y colega que tendrá espacio donde se lo proponga. Sin duda un ejemplo de persona y de resiliencia.

Eduardo, siempre ha estado presente en mi vida, en especial, cuando comparto con mis alumnos/as, terapeutas, coaches, consultantes, hijos/hijas, entre otros, cuando hablo de lucha, liderazgo, arte, amistad, compasión, amor sin límites y, por sobretodo FELICIDAD COMO RESPONSABILIDAD PERSONAL. El conocerle, para mí, es un ejemplo de que todo se puede si decidimos vivir como personas con todos nuestros derechos y potencialidades.

Sin duda, la “Resiliencia”, más allá de toda conceptualización está ligada al “querer Ser”, al “poder Hacer” y al “Visionar” que uno/a puede lograr lo que se proponga si decide transformar sus sueños en realidad en lo que decidamos nos haga sentido y genere aporte a la felicidad personal y de sus otros significativos.

Gracias infinitas Eduardo
 
Carolina Bozzo Dumont
Psicóloga, Doctorando en Negocios Internacionales Universidad de Lleida (España).
MBA en Universidad de Chile.
Master en Innovación Universidad Adolfo Ibáñez (Chile).
Psicóloga, Universidad de Chile
Psicoterapeuta y Supervisora Clínica Acreditada.
 Master Coach Trainer MRI; Escuela Palo Alto, Ca.USA

RESILIENCIA ES ROCÍO DE AMANECER:
UNA VISIÓN ARTÍSTICA Y PERSONAL
 
El camino a mi propia estrella está hecho de reinvenciones. Es un sendero abierto que sobrepasa contantemente las ideas creadas sobre quién soy.

La naturaleza cambiante de la vida me llama a mirar la existencia siempre con nuevos ojos. Observando con la mirada atenta a mis movimientos internos, y dando el espacio necesario a cada emoción.

Creo espacios para que mi luz salga, se expanda e ilumine a mi alrededor. Creo espacios para que mi sombra habite, para abrazar lo incómodo e integrar mis heridas con genuino amor …Y así, como ocurre con la transición natural del día y la noche, yo integro la oscuridad en mi.

Poco a poco voy soltando algunos de mis mecanismos de defensa, como cuando desestimo mis dones, oculto mis carencias afectivas, niego mi dolor, desprecio mi cuerpo o me desentiendo de mis necesidades enfocando mis energías sólo en los demás.

Me conecto hoy con mi ritmo interior. Flexible, combatiente y sabio.
RESILIENCIA
Es la vida recorriendo mi cuerpo cada vez que siento la danza de las cicatrices.
Es la vida palpitando en mí cuando la gratitud se expande en mi pecho.
Es la vida comunicándose en cada lágrima, en cada risa.
El sostén de mi resiliencia es mi refugio. Ahí me digo la verdad y dejo espacio para todo lo que soy.
“¡¿Nuestra vida a qué se puede comparar?!
A la GOTA DE ROCÍO que salta del pico del pájaro acuático, y en el cual se refleja la luna”
 
 
Lili Acuña
Artista Visual y Profesora de Arte, Universidad Finis Terrae Chile
Coach certificada Sistémica Estratégica Grupo Capsis Chile,
MRI, Escuela Palo Alto USA
Autora “Oráculo Espiral"

RESILIENCIA COMO CERTEZA DE LO VIVIDO
 
AFRONTAR LA ADVERSIDAD DESDE LA CERTEZA DE ÉXITO PASADO:
La resiliencia se define normalmente como la capacidad que todos tenemos para afrontar situaciones adversas y salir airosos. Y como toda capacidad, puede ser entrenada y mejorada. La vida nos convence con frecuencia de una realidad que todos hemos vivido: acabamos superando circunstancias en nuestra vida que, si nos lo hubieran preguntado antes de padecerlas, habríamos dicho que no éramos capaces de afrontarlas. Y la realidad nos convence de lo contrario: pude, puedo y, además, ya lo hice.

Este punto de partida nos lleva inexorablemente a una realidad: cuando la vida nos intenta convencer de que debemos atravesar una “zona pantanosa” en nuestro sendero la mayor dificultad que encontramos es el miedo. Esa reacción de supervivencia temerosa de que, quizás, no podamos con ello y nos quedemos en el camino. Pero, ¿qué dice la realidad después? Que pudimos, que aprendimos -o no- y que, en muchas ocasiones, salimos incluso fortalecidos, pues, al menos, tenemos la CERTEZA de ser más fuertes de lo que antes de esa adversidad creíamos ser (cuando pensábamos, erróneamente, que no podíamos con ello).

Raramente recordamos estos momentos de superación cuando, de nuevo, la vida nos pone otra vez la oportunidad de dar un salto adelante. Al igual que reconocemos que los buenos profesores sacan lo mejor de nosotros precisamente porque no lo ponen fácil, la vida es nuestra maestra por mostrarnos toda nuestra capacidad de resiliencia, todo nuestro talento creador de realidades en la adversidad percibida.

RESILIENCIA ES EVOLUCIÓN, SUPERVIVENCIA ES MIEDO
La ciencia conoce bien el miedo. La neurociencia, área emergente que implica a la medicina y la conecta con múltiples áreas de conocimiento, sabe que cuando el cerebro percibe miedo y vibra ante la incertidumbre con temor y defensa -en vez de curiosidad y apertura- lo que sucede es que se produce un secuestro de todas las funciones cerebrales superiores del pensar, razonar, planear, etc; en favor de un sistema antiguo “reptiliano” dependiente de regiones profundas del cerebro, llamadas amígdalas cerebrales (localizadas en la profundidad de los polos anteriores de sendos lóbulos temporales).

Las amígdalas son centros emocionales que se implican en todas las sensaciones que vayan a adquirir un tinte emocional de cualquier tipo, pero, así como para otras emociones, necesitan de la guía de áreas más evolucionadas del lóbulo prefrontal, en el caso de situaciones percibidas de miedo e ira, especialmente en momentos de peligro para la supervivencia (percibido, no necesariamente real), pueden tomar decisiones sin el tamiz conciliador de la parte más evolucionada de nuestro cerebro, filogenéticamente hablando (evolución de las especies y sus cerebros).

Por lo tanto, podemos asegurar que volvernos resilientes en la vida no es más que recuperar el dictado “racional” de la toma de conciencia de experiencias pasadas en las que tuvimos éxito para seguir viviendo, y elegir la actitud de serenidad y proactividad para buscar la mejor manera de afrontar lo que en ese momento estamos percibiendo como una adversidad, aún cuando muchas veces comprobamos posteriormente que no ha sido tal cosa, y puede representar una oportunidad de mejora sustancial en nuestra vida.

ALGUNOS CONSEJOS PARA VOLVERNOS RESILIENTES:
¿Cómo afrontar la muerte o la enfermedad o la dificultad o el cambio o… la vida? En definitiva, la declaración de intenciones de la persona resiliente es la siguiente: PUEDO CON ELLO Y LO SÉ, pues antes también lo hice, y solo he de encontrar DENTRO DE MÍ la mejor manera de adaptarme a esta situación y vivir con ella, para lo que he de conectar conmigo mismo y sacar mi mejor versión y expresarla en estas circunstancias, llegando a valorar esta situación como una oportunidad de mejora y crecimiento, aceptando que puedo y he superado errores pasados, y aún seguir siendo merecedor de mi aprecio y amor. Partamos pues por lo más sencillo: si una persona está viviendo una adversidad según su criterio, comprendámoslo, y aceptemos que no encuentra una mejor manera de vivirlo en ese momento y dentro del abanico de posibilidades que maneja.

Esto nos lleva a condensarlo en ALGUNOS CONSEJOS:
  1. Recuerda: hasta ahora, siempre han conseguido llegar hasta aquí, por lo que siempre has tenido éxito en el avance de vida.
  2. Aciertes o te equivoques, seguirás SIENDO merecedor de lo mejor de ti mismo que seas capaz de expresar en tu vida, o te lo guardes porque aún no has encontrado la fortaleza emocional para mostrar tu auténtico ser a la vida.
  3. Tienes muchos talentos y fortalezas, algunos sin conocer, y esta puede ser la mejor manera de que los veas en acción y te beneficies de todo tu potencial interior, ese que espera tu aceptación y reconocimiento.
  4. Todos tenemos dificultades y todos cometemos errores, pero estas formas de avance-retroceso forman parte de una vida que nosotros mismos cincelamos en la obra maestra que creamos mientras vivimos, donde todo trazo forma parte del lienzo, y donde todo lienzo es digno y valioso de ser observado, valorado y tenido en consideración.
  5. Nadie conoce su camino de forma completa y consciente, pero muchas veces tenemos “conocimiento” intuitivo sobre qué debemos hacer o no si escuchamos los mensajes serenos que nos motivan en la vida y que pueden llegarnos a la mente en formas de ideas “eureka”, momentos reveladores que llegan con una certeza y autoridad insospechada, y que podemos elegir seguirlos o ver qué ocurre después al no confiar en nuestro interior.
  6. “Todos nos vamos a ir”, y donde nos vamos no acepta nada que pueda caber en las manos, percibirse con los sentidos o meterse en una cuenta bancaria; la serenidad de afrontamiento del final de la vida le llega como una condecoración emocional a todo aquel que logra alcanzar la paz de haberse perdonado los errores, aceptado y expresado todo su amor, y compartido a su antojo con todo aquello que valora, que aprecia y que llama vida.
Quizás ser resilientes, lejos de “resistentes” como muchas personas piensan, tiene más que ver con la confianza, con la apertura, con la curiosidad y el amor por ver qué nos ofrece la vida y encontrar la mejor manera de vivirla; y no con la lucha, con la superviviencia, la pelea, con vernos separados y enfrentados con el miedo y la ira por todo lo que cree nuestra mente que la vida debería habernos deparado.

El mayor grado de resiliencia siempre es un ejemplo de amor a la vida y al ser verdadero que deseamos abrazar y compartir con los demás. Ser resilientes tiene que ver con valor y certeza, el valor de poner todo nuestro amor en la vida y la certeza de que todo aquel que percibamos que intenta lastimarnos, sencillamente, no sabe lo que hace y aún no ha encontrado ni su interior ni la mejor manera de poner toda su música en la armonía que todos podríamos tocar juntos, cuando nos reconozcamos como orquesta.
 
Dr. David Calvo Temprano
Director y formador EEL Asturias.
Coach del Cáncer, crónicos y terminales, certificado por AICM.
Practitioner PNL certificado por AICM.
 Médico radiólogo en HUCA.
Doctor en Medicina y Profesor Universidad Oviedo.







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