LA MENTE SE PUEDE ENTRENAR Y GESTIONAR SU MEJOR FUNCIONAMIENTO:
La
mente es como un
músculo, podemos
entrenarla y dirigir su funcionamiento en virtud de nuestra capacidad de
elección sobre hacia dónde queremos llevar nuestros pasos en el camino de la vida.
Suele considerarse la
mente como el
software y el
cerebro como el
hardware, utilizando la metáfora informática, y, como tal, es interesante conocer los entresijos del software que lidera nuestro cuerpo, porque ello nos permitirá adaptarnos a las circunstancias, disfrutar de nuestra vida y
encontrar la mejor manera de vivirla compartiendo estas vivencias con otras personas que apreciamos.
LA REPETICIÓN CONSCIENTE ES UNA FORMA DE ENTRENAR Y MEMORIZAR:
En todo
músculo el entrenamiento consiste en
repetir una serie de ejercicios cada vez mejor, hasta perfeccionar la
técnica y llegar a poder ejecutar esos movimientos con un grado de eficiencia y destreza tal que podamos realizarlos
sin pensar en ellos, por haber sido ya almacenados en la memoria diseñada para tal efecto.
Se distinguen dos tipos de
memorias,
explícita o declarativa (por poder recuperarla a voluntad cuando deseamos) e
implícita (por no ser muy conscientes de ella, como la forma de caminar característica que tenemos). La
memoria del cuerpo sería la
implícita, y, entre ellas, la que nos ocupa sería la llamada
memoria procedimental, responsable de que tengamos y desarrollemos
habilidades y talentos, donde almacenamos las mejores maneras de ejecutar los movimientos para ser eficientes e incluso elegantes en su puesta en acción, como son los malabarismos en el circo.
CURVA DEL APRENDIZAJE DE BANDURA: SE ME OLVIDA QUE SÉ.
La mente es básica para poder
ser conscientes de qué es lo que queremos almacenar, cuando este almacenamiento se busca de forma deliberada. De hecho, en la clásica
curva de Bandura, este autor nos reseña
cuatro estadíos del aprendizaje:
- II: incompetencia inconsciente (no sé que no sé);
- IC: incompetencia consciente (ya sé que no sé);
- CC: competencia consciente (ya sé que sí sé, porque he aprendido);
- CI: competencia inconsciente (ya ni sé que sé, porque lo hago de forma inconsciente: lo ejecuto bien sin darme cuenta).
Por lo tanto, vemos cómo
ya es conocido que
el objetivo último de cualquier aprendizaje es precisamente hacerlo o desarrollarlo todo lo mejor que seamos capaces
sin llegar a pensar conscientemente paso a paso lo que vamos aplicando desde esa parte de la inconsciencia que nos resulta útil para seguir siendo eficaces con un
mínimo de energía. Se dice que en nuestro cuerpo
solo el 5-15% es una guía consciente o voluntaria y nada menos que un
85-95%, inconsciente. Pensemos en todo lo que hacemos
inconscientemente: respirar, comer, dormir, reaccionar, conducir…
COORDINACIÓN MOTORA EXTRAPIRAMIDAL: CONOCIMIENTO DEL CUERPO.
Desde la Neurociencia sabemos que cuando
almacenamos movimientos del cuerpo que vamos a volver a reproducir en un futuro, el sistema adaptativo de nuestro cerebro se pone en marcha para ofrecernos un sistema que
memorice este tipo de aprendizaje: el
sistema extrapiramidal, que mantiene y corrige el
balance muscular y el equilibrio y coordina los movimientos. Se compone de unos núcleos en el centro del cerebro, los
ganglios de la base (núcleo caudado, putamen, globo pálido, núcleo subtalámico de Luys), núcleos en el
tronco del encéfalo, el núcleo rojo y la sustancia negra; y el propio
cerebelo, tan implicado en movimientos finos y equilibrio.
El sistema extrapiramidal tanto
gestiona estos movimientos involuntarios como lo
almacenan, pues no solo son los directores del sistema muscular que
de facto ejecutan esos movimientos, sino que
almacenan lo que el cuerpo recuerda para volver a realizar los mismos ejercicios, incluso cada vez de forma
más eficiente, como hace una bailarina con las coreografías. Este sistema es el que controla el
caminar, por ejemplo, mientras el
sistema voluntario -llamado
piramidal, y dirigido con el área motora localizada en los lóbulos
frontales- es el que dice cuándo iniciamos el caminar y cuándo lo terminamos, estar
liberados de la atención consciente de dar cada uno de los pasos cuando sólo necesitamos decidir
si queremos o no caminar y cuándo parar, para poder así, por ejemplo, disfrutar de escuchar música, si es nuestro deseo.
La capacidad del
inconsciente, incluyendo la coordinación motora, se considera prácticamente
ilimitado por la cantidad de funciones que realiza sin nuestro conocimiento, desde el nivel celular hasta el sistémico de todo el organismo. Sin embargo, el
consciente se le considera de una gran potencia al ofrecernos la
atención selectiva, pero con una
muy limitada capacidad de hacer varias cosas al tiempo. Tanto es así que se habla de
7 ítems al mismo tiempo. Y si no, ponte a prueba: intenta levantar el pie derecho más o menos cada 1 segundo, ¿fácil? Ahora, da una palma cada vez que levantes el pie derecho. Ahora, di “ya” al mismo tiempo… ¿sigo? Se considera que solo 7 cosas al tiempo somos capaces de hacer, y seguramente requeriría entrenamiento.
LAS BUENAS IDEAS NO APARECEN FRUTO DEL ESFUERZO DEL PENSAR:
Hasta ahora, hemos asumido que
para aprender debemos pensar, esto es, debemos
dirigir voluntaria y conscientemente qué queremos aprender y luego ponernos con
esfuerzo a aprenderlo basándonos en la
repetición. Y así es como entrenamos como deportistas, como estudiamos en la escuela y universidad, como cocinamos para aprender las recetas, etc. Y, sin embargo,
¿es esto cierto siempre? ¿necesitamos siempre pensar para aprender?
Desde luego
es la forma que tradicionalmente creemos tener, y así se cuenta en colegios, institutos y universidades. Hemos de aprender poniendo todo un
esfuerzo en
pensar y concentrarnos para memorizar con
sacrificio de horas y
voluntad hasta aprenderlo… afortunadamente esto no solo no es cierto, sino
casi una locura. De hecho, pensemos algo que todos conocemos: cuando nos aparece
una idea nueva y buena. ¿Quién la pensó antes, si es nueva y ha aparecido ahora? Es decir, no hemos podido producir algo pensando activamente si antes no la teníamos en nuestra mente, y sin embargo la reconocemos como propia, cuando no la hemos buscado voluntariamente, pues no teníamos conocimiento de esa nueva idea hasta que no apareció en nuestra conciencia. Un
pensamiento repetitivo nada tiene que ver con una
buena y nueva idea.
Incluso sabemos que, cuando llevamos mucho tiempo esforzándonos por obtener la mejor forma de resolver un conflicto percibido, todos somos conscientes de que podemos llegar a
bloquearnos mentalmente por pensar reiterativamente de la misma manera, en un callejón
sin salida, hasta que nos tomamos un respiro y descansamos de nuestra autopercibida obligación de pensar, para resolver lo que
solamente llegará cuando estemos tranquilos.
LA MENTE NO ES LA ÚNICA FORMA DE APRENDER, NI LA MÁS EFICIENTE:
Veamos la realidad de un
lactante. Un lactante es considerado un recién nacido hasta los dos años. Cuando tenemos esa tierna edad,
el cerebro ni tan siquiera está aún completamente formado, no digamos ya la mente, que
ni piensa de forma coordinada
ni razona ni ha desarrollado el sacrosanto “
juicio” y
sentido crítico que creemos adorar en el mundo adulto.
La realidad del lactante es
vivir y está
perfectamente preparado para ello, para empezar por sensaciones corporales y vivencias que solo él sabrá como son, pero no es excesivamente consciente de ello, o al menos así lo consideramos en la Medicina. De hecho, aún no está formado su
Yo o Ser personal, que se considera
en formación desde los
6-18 meses (cuando se mira en el espejo y se ve como un “cuerpo” separado de los demás, cuando antes
simplemente formaba parte de un todo que no comprendía mentalmente, pero lo vivía sin conflicto).
Y en esta realidad del lactante, sin cerebro ni mente en funcionamiento completo… es
¡¡LA ÉPOCA DE LA VIDA EN QUE MÁS APRENDE!!! Por lo que estamos diciendo que:
en la época de mayor aprendizaje no utilizamos la mente para aprender, pues estamos incluso formándola, o acabando de formarla.
¿Cómo podemos ver esto en el mundo adulto? Es sencillo.
Todo
deportista de élite (o no), todo virtuoso del
piano (o no), todo
ser vivo que domine algo durante un tiempo en su vida sabe esto:
si intentas pensar un movimiento, una alocución, el guion de la película que ya memorizaste y ensayaste mucho, la letra de la canción que tantas veces ensayaste con tu grupo…
NO LO HARÁS BIEN. Es decir, una vez que
ya es inconsciente, que ya lo has aprendido (según nos mostraba Bandura en su competencia
inconsciente),
aunque haya sido con el
esfuerzo mental clásico, si aplicas
el pensar a tu ejecución última, no saldrá ni fluido ni en su máxima y más bella expresión. Y si eres un cantante ante un aforo completo, te puede salir un gallo. Y si eres un baloncestista profesional, fallarás el tiro…
por no hacer lo que sabes que sabes hacer bien, sin pensar en cómo específicamente has de hacerlo en ese momento. La mente está ávida de detalles, pero
el fluir de la armonía de vivir la vida solo sabe de disfrutar ofreciendo el máximo que es capaz de aportar en cada momento.
LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO INCONSCIENTE: INTUICIÓN, IMAGINACIÓN, VISUALIZACIÓN, CREATIVIDAD.
No solo la mente racional es fuente de conocimiento, como probablemente todos creemos.
Sabemos que la
intuición es una fuente que
no comprendemos bien, pero sí nos sirve para llevarnos a tomar decisiones que nos benefician y
nos guían por un camino que nos interesa, especialmente cuando no las seguimos y luego recordamos que “algo” en nuestro interior nos dijo qué podíamos hacer o decidir.
La
creatividad es una forma de resolver problemas
aún mejor que la cognición, pues es la única forma de obtener una respuesta que no solo solucione un problema percibido, sino que puede ofrecer una
solución creativa que da un giro inesperado al propio escenario planteado previamente. Por ejemplo, es conocido que la empresa
©post-it aprovechó genialmente
un pegamento que pegaba poco, y lejos de solo aprovecharlo con “utilidad”,
revolucionó el mundo de las notas de recordatorio.
Otra maravillosa técnica que utilizamos constantemente es la
visualización y la
imaginación, tan utilizada en Programación NeuroLingüística (
PNL) y en el mundo deportivo, cuando
se imaginan con la ejecución perfecta que desean realizar y con ello
modelan a sus deportistas de élite que acaban por ser sus referencias y maestros a emular, incluso antes de ejecutarlo. Hoy en día se sabe de estudios científicos que solo con pensar en hacer un movimiento, sin de facto realizarlo, se activan los nervios para ese movimiento y se eleva el tono muscular de los grupos implicados en él. Se vio cómo los sujetos que pensaban en tocar el piano, sin de hecho tocarlo, mostraban un tono muscular en los dedos ligeramente inferior a los que sí habían tocado el piano, es decir,
¡solo con imaginarlo ya lo estamos viviendo en parte y tienen una traducción muscular medible!
SI EL CORAZÓN GUÍA EN LA VIDA, LA MENTE HARÁ EL RESTO:
Por lo tanto, no solo de la mente y con la mente aprendemos, sino que también
guiándonos del corazón (mediante la intuición, imaginación, creatividad, visualización…) aprendemos a elegir pasos que nos hacen
sentirnos bien y felices en la vida.
¿Te ha ocurrido tomar una decisión que aún no entendías, pero te llegaba con una certeza insospechada, como si tuvieras claro que debías tomar esa decisión, y solo la comprendiste después?
¿Has leído alguna tesis doctoral para comprender qué te gusta de la vida? ¿No? ¿Cómo lo has sabido, entonces? ¿Quieres decir que hay cosas que sabes sin tener que aprenderlas desde el exterior, a través de un sesudo estudio mental con un maestro externo a ti? ¿Albergas fuentes de conocimiento que no han sido inculcadas por otros “separados” de ti?
Por lo tanto, podemos decir que, aún cuando
la mente es una maravillosa herramienta de
perfeccionamiento, planificación y coordinación, cuando realmente
ya dominamos algo, e incluso
para el mismo proceso de aprendizaje en ocasiones (véase los lactantes),
la mejor manera de ser eficiente y entrenar tu mente para
dar lo mejor de ti -en el deporte, en el estudio o en la vida misma- es precisamente
no ser adictos a meter mente en todo, a
pensarlo todo, y entregarnos al excitante ejercicio de la
vida para poner todo nuestro
amor en
lo que deseamos hacer lo mejor posible:
vivir y disfrutar de la experiencia.
Si el corazón guía, la mente hará el resto. Si la mente guía, saltará de un pensamiento a otro, pues eso hacen las mentes. Un hacha necesita a un leñador hábil y consciente para cortar un tronco, pero resulta más fácil cuando afilamos el filo del hacha a medida que la usamos.
Para afilar nuestra mente debemos entrenarnos en
seguir la guía de nuestro corazón, y sentir que vivimos
un vida con sentido, una vida que amamos y en la que deseamos
poner lo mejor de nosotros mismos.
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Autores:
- Dr. Miguel del Valle Soto (Catedrático de la Facultad de Medicina la Universidad de Oviedo).
- Dr. David Calvo Temprano (Profesor asociado de la Universidad de Oviedo).